¿De qué hablamos?
2009
Siempre en arquitectura, o la mayoría de las veces, hablamos de lo concreto de la obra hecha, “de lo que hay”, la arquitectura no tiene “imágenes” y no es simbólica. Sin embargo, Adolf Loos arquitecto del siglo XIX hablaba siempre de una forma paradójica, siendo ésta oscura, a la cual no se puede acceder de manera directa, sino a través de imágenes, es una sentencia que no puede afirmar si es verdadera o falsa porque siempre encierra una contradicción, pero a pesar de ello nos invita a resolverla y es allí donde radica su importancia. Otro arquitecto que utilizo la paradoja en su teoría arquitectónica fue Mies; la frase “menos es mas” una proposición basada en dos cualidades contrarias, la cual se resuelve en su obra como hecho palpable. La paradoja no tiene como función crear historia, sino crear un sentido nuevo, un sentido descubierto en el “ahora” que surge precisamente del “sin sentido”, de la yuxtaposición de dos sentidos contrarios, como lo hace Loos al hablar de las baldosas verdes y azules de la Clínica Esplanade y la dicotomía del pavo real; la paradoja se desarrolla en el “ahora” es atemporal, su máxima es el instante que invita a descubrir y transita entre el pasado-futuro para crear un sentido.
Entendiendo lo anterior como que Loos se centra en el “ahora”, en lo actual sin dejar de lado, por supuesto, su pasado el cual observa e indaga. Mientras que el movimiento moderno se instala en el tiempo; el “ahora” sólo es un chance para construir futuro, Loos afirma “…porque este oficio lo se hacer. Exactamente igual que en América me gané la vida cierto tiempo lavando platos”, afirmando que toda disciplina exige unos conocimientos y un saber. Loos con este comentario crea una paradoja al poner al mismo nivel el hacer arquitectura y lavar platos, como si el proceso de ambos oficios fuese similar y entonces ¿en qué momento podría haber algún nivel de diferencia? Empero, se resuelve dicha contradicción con el silencio, un silencio no entendido como un “no tener que decir o no saber explicar” sino un “saber callar a tiempo”.
La paradoja está compuesta por una división: dos contrarios que la producen. Es por ello que Loos planteaba siempre la división de cuartos en sus casas, cada uno tenía una función, una importancia por lo cual nunca tendrían la misma característica ni cualidad. Siempre renunció a la síntesis, entendida como reducción a lo uno ya que siempre hay una división, dos cosas que unidas forman lo “uno”; en su obra se observa este pensamiento en la falta de continuidad entre interiores y exteriores de sus casas, ya que lo importante era producir efectos dentro de esos espacios. A pesar de todo esto, se observa que Loos nunca hablo de arquitectura como tal, hablaba de todo menos de ella y sólo pudo hablar de las plumas del pavo real, resolviendo en ese instante el reclamo del cliente sin explicar nada, sin argumentar su hecho, sino más bien apoyando la frase “los hechos son los que hablan” de Kraus. Volviendo así a lo anterior, cuando hablamos de arquitectura ¿de qué hablamos?, ¿de lo concreto?, ¿de lo tangible? Hay cosas de las cuales no se pueden hablar, cualidades de una obra que no podemos explicar con el “lenguaje”, experiencias espaciales que no podemos manifestar o el por qué me gusta o no algo, simplemente nos basamos en los hechos, en esa experiencia que debe tener el otro, experiencia que jamás será igual a la nuestra.
Katherine Aguilar
Arquitecta - Diseñadora

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